VANdalucía (3). La Alpujarra

La Alpujarra

Camino a La Alpujarra

Una vez que nos vamos despidiendo de la zona desértica del Almería, y a pesar de que vamos ganando poco a poco altura, la geografía se va haciendo menos yerma, apareciendo algo de vegetación. Se comienza a adivinar la geografía esencial de La Alpujarra: barrancos, cárcavas, quebradas y ramblas nos acompañarán en la travesía. El color va cambiando de los tonos ocres amarillentos a los verdes oscuros. También existe una Alpujarra almeriense a lo largo del cauce del río Andarax, algo más árida que la granadina, pero también muy serrana…

Durante nuestra transición desierto-montaña, comenzamos a ver al fondo la mole blanca de Sierra Nevada. Esperaríamos encontrar picos y moles rocosas, pero desde aquí solo se observan ligeras protuberancias sobre el uniforme cerro nevado y redondeado en sus bordes. Durante este periodo del recorrido, sin embargo, se hace más preponderante la Sierra de Gádor, que nos separa de la costa, que se sitúa al Sur. Con sus pequeños neveros (llega a los 2200 msnm), quiere semejarse su compañera de más al norte.

Vista de Sierra Nevada desde La Alpujarra almeriense

El recorrido por estas tierras es toda una montaña rusa, pasando desde los 450-500 msnm de los pueblos más bajos (Órgiva o Ugijar), hasta los 1.436 m de Capileira o los 1.476 m de Trevélez, estando su mayoría entre los 900 y 1000 metros (Cadiar, Berchules, Busquistar, Laroles…) Precisamente en Laroles, paramos a comer un plato alpujarreño y algunas otras viandas, como choto asado o perdices escabechadas…

Laroles

Seguimos ruta hacia el Oeste y pensarás que, al acercarnos a ella, la Sierra mas alta de la Península se hará más visible y destacada; pero como todo en estas tierras es irreal e ilusorio, Sierra Nevada se esconde tras la propia combadura de sus pendientes. Aquí y allá se observan los pueblos blancos de La Alpujarra, pero la sierra se ha escondido detrás de las colinas que coronan estos valles y barrancos. En Cadiar disfrutamos de un atardecer amarillento, anaranjado, y finalmente, violeta.

Las curvas de La Alpujarra

Vista en el mapa, la carretera tiene muchas curvas, pero en la realidad se asemeja a una culebra furiosa que va deslizándose por los diferentes barrancos que conectan la parte más alta de Sierra Nevada con los valles que se encuentran más abajo… A cada vuelta de un recodo, aparecen unas nuevas vistas: un barranco, una nueva aldea blanca, una quebrada con su pequeño puente para vadear un río, otra sierra al fondo…

Si consigues templar los nervios, desde la carretera comienzas a ver los pueblos de La Alpujarra mucho tiempo antes de llegar a ellos, pero la zigzagueante sucesión de curvas hace que parezca que nunca vayas a conseguirlo. Desde lo lejos, las aldeas parecen blancas manchas de pintura derramadas por la brocha de un torpe gigante en un lienzo verdoso y arrugado: una aquí, otra allá, algunas muy juntas, otras separadas… Pero desde más cerca, compruebas que las casas son una tupida aglomeración de paredes blancas y grises con techos rectangulares, dispuestas en forma de escalones, similares a una abigarrada pintura cubista.

Los Pueblos de La Alpujarra son manchas en un lienzo…

Esa forma cuadrada y con disposición escalonada, es muy similar a las aldeas del Atlas marroquí, exceptuando que aquí están encaladas de blanco y en Marruecos hay que distinguirlas del color ocre predominante en las montañas. La forma y disposición de las casas tiene su razón de ser: los terrados planos y la distribución en forma de escalera facilitan una mayor exposición al sol a lo largo de todo el día (no nos olvidemos que estamos a más de 1.000 metros de media sobre el nivel del mar). Todo ello nos lo explicó el jefe de el bar “La Fragua de Trévelez, donde pudimos disfrutar de su famoso jamón, del que unos dicen que su gusto está relacionada su curación a gran altitud y otras personas hablan de brujería, para conseguir su famoso sabor..

Desde todas estas poblaciones, la Sierra de la Contraviesa es la vista predominante. Aunque con una altura no superior a los 1250 metros, desde los pueblos alpujarreños se observan las estribaciones y quebradas de estas montañas, como si fueran una bola de tela arrugada. Quizás por estas vistas, o pensando en lo la ruta que aún teníamos por hacer después, al partir de nuevo tras de un refrigerio en la “Taberna del Acusado” de Bubión, me olvidé la bolsa sobredepósito; al echar una ojeada al mapa descubrí el olvido. Muy amablemente la dueña me dijo, al regresar a por ella, que intentó localizarnos pero ya nos habíamos metido por el laberinto de callejuelas de la aldea.

Pista a Sierra Nevada

Más arriba, desde Capileira sube una pista hacia la Sierra. Desde allí podemos observar las cumbres nevadas, pero solo en algunos tramos, porque aún subiendo a ella, la sierra se muestra esquiva. Discurre una pista que se comunica con el Pico Veleta y de allí pasar al otro lado de la Sierra, hacia Granada. Sería estupendo poder pasar por ella un día: se abre un día al año, con motivo de una romería, por agosto…A la bajada a Capileria, en el Bar Panjulia, nos sirvieron un buen plato alpujarreño con los productos representativos de la zona: morcilla, lomo de orza, longaniza, papas a lo pobre, huevos fritos y jamón serrano (¿hace falta que explicar más?).

https://www.flickr.com/photos/13183701@N03/

Bajando desde Sierra Nevada

A la llegada a Orgiva vemos varios autoestopistas que quieren subir hacia tierras mas altas… Varios chavales con aspecto de hippies (que no hipsters) se sitúan al borde de la carretera con sus carteles de «La Alpujarra», esperaban a ser recogidos por algún conductor. No hace tanto viajar haciendo auto-stop era la alternativa mas barata para echarse a la carretera. Hoy, prácticamente nadie hace dedo.

Ya de vuelta al hotel, desde Orgiva hasta Cadiar discurre una carretera más ancha que la de los días anteriores, pero no por ello con menos curvas. Esto es el reino de las curvas. En alguno de los pueblos que hemos pasado había un bar que se llamaba «La Recta»; y efectivamente se situaba en una recta de la carretera, pero ésta era de no más 150 metros… Ya de vuelta a Cadiar, nos pilla el ocaso, la tierra se vuelve roja y los almendros y frutales parecen bailar en filas de a dos…

Varias posteles de recuerdo:

Postales de La Alpujarra

Postales de La Alpujarra

Nos vemos en el siguiente post…

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