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Ruta del Mimbre y Castillos

Si te planteas bien las rutas, la vuelta a casa puede ser una delicia. Para salir de Cuenca, Sergio me guía por una carreterilla que me servirá para no entrar en la autovía. Me dispongo a regresar a casa, y no quiero añadir más cosas tristes a la jornada. Una vez me despido de Sergio, descubro que La Alcarria también se extiende por Cuenca. La comarca hace honor a su nombre, que parece que proviene del árabe andalusí –alQuaryat-, y significa pequeñas casas de labor, y que en algunos casos, aún están presentes en la toponimia de la comarca (Cañamares, La Frontera, Cañizares). Los pueblicos van apareciendo lentamente, como si no quisieran que nos despidamos de estas tierras.

Ruta del Mimbre (Cuenca)

Ruta del Mimbre (Cuenca)

Me sorprenden alrededor unas figuras que, por su forma cónica, me recuerdan a los tipis de las tribus nómadas amerindias. Enfrentado al ocre de los pastos, su color grana es un faro para los curiosos… Me acerco a comprobar, sin embargo, que son haces de varas que se van secando al sol, una vez que se habían lavado en pozos, y que en su tiempo se convertirán en mimbre.

Seguimos ruta por la carretera que atraviesa el desfiladero que horada el río Escabas pegada a las altas paredes calizas, moteadas por la vegetación, hasta el túnel de Monsaete. Entre Cañamares y Cañizares la tierra vuelve a recobrar esos destellos rojizos propios del mimbre.

Ruta del Mimbre

Ruta del Mimbre (Cañamares. Cuenca)

Poco a poco, casi sin darte cuenta, la ruta se va convirtiendo en un vericueto que transcurre entre pinos y encinas. Va subiendo en ocasiones plácidamente, pero en otras con toda la fuerza de la sierra. En Taravilla, una pared digna de las mejores etapas de ciclismo, me despide de la provincia de Cuenca, para adentrarme en la planicie esteparia de Guadalajara.

Castillo de Molina de Aragón

Castillo de Molina de Aragón

Molina de Aragón se vislumbra en el horizonte. Desde aquí, persiste la soledad de la ruta, solo rota por algún tractor que trasiega en la carretera entre un campo de cultivo y otro…

Entre Molina de Aragón y Daroca transcurre una planicie donde la «amotillo» puede ir haciendo carreras con las sombras de las nubes y el melón de su piloto tener recuerdos de otros viajes. No hay nadie, pero «nadie-nadie» alrededor, pero de repente, te sorprende alguna fortaleza desde la visera del casco.

Me viene la sensación de que estos días de moto son interrumpidos de repente por cortes publicitarios (muy largos, demasiado largos) de la vida normal…

Castillo de Embid

Castillo de Embid

 

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Serranía de Cuenca y Alto Tajo

El sol de julio nos deshidrata camino de Albarracín –puerta de la sierra-, tras nuestras correrías por el Maestrazgo. Comenzamos una nueva aventura de baja cilindrada, pero antes tenemos que parar a recuperar líquidos. El páramo es una sartén, donde se sofríen aves descomunales, venidas de allende nuestras fronteras; bordeamos el aeropuerto de Teruel.

Nacedero del río Tajo

Nacedero del río Tajo

Volvemos a ponernos en marcha, mientras observamos que, de nuevo, los cielos quieren demostrarnos lo insignificantes que somos. Desde Cuenca, Sergio nos avisa que por allí, ya está descargando… Vamos muy lozanos, sin prisas, esperando a que las borrascas se diluyan y buscando aquí y allá pequeños desvíos desde nuestra camino principal, como el cañón de Calomarde. El viaje es también aprovechar los inconvenientes para vagabundear y descubrir pequeños rincones. Hay que aprovechar estos vagabundeos, porque al llegar al nacimiento del río Tajo, comienza a descargar y salimos zumbando de allí, bajando hacia Uña como alma que lleva el diablo.

Tormentón

Tormentón en la Serranía

Cuenca nos vuelve a recibir con los brazos abiertos, como Sergio e Isis y sus compañeros caninos. La familia ha crecido, y a Broto le acompaña Júcar, recién acogido en su casa, una vez algún gañan lo hubiera abandonado en los alrededores. Nos esperan un par de días de moto por la Serranía de Cuenca y el Alto Tajo, con sherpa local incluido.

Dominando la serranía de Cuenca

Dominando la serranía de Cuenca

Bien pronto por la mañana, comienza nuestra… (Bueno, cuando nos levantamos, que tampoco hace falta madrugar, que estamos de vacaciones…). Esta bien, pero enseguida nos ponemos en marcha rápidamente… (tampoco hace falta ponerse ¡ya! en ruta. Antes nos preparamos un desayuno de reinonas y jugueteamos un poco con Broto y Júcar…) Bueno, pero en cuanto desayunamos y solazamos con los perros, ya estamos montados en nuestras motos y … (bueno, hacemos un par de ajustes a las cadenas, y …) ¡Está bien, lo conseguimos! Después de levantarnos, desayunar como reinonas, solazar con Broto y Júcar, realizar algunos ajustes a las amotillos, nos pondemos en marcha…

En la hoz de Beteta y el Sumidero de Mata Asnos, nos acompañan las paredes de rocas formando figuras. En ellas, el agua derretida de las nieves ha ido dibujado con colores cenizas, ocres y amarillentos diferentes bocetos. Los pinos serranos ponen la nota verdosa en sus copas y cobriza en el suelo. Si a esto le acompañas un día azul cobalto, y que las carreteras son como la de Fuertescusa: toda una gozada…

Nos acercamos hacia la provincia de Guadalajara, para darnos cuanta de que no sólo de La Alcarria vive esta provincia. La carretera se convierte en un muro de camino hacia Poveda de la Sierra, pero las vanvinas nos trasladan a ritmo asnino: prudente, pero constante. Nos mezclamos con la sierra del Tremedal en la laguna de Taravilla, para contemplar sus aguas verdosas. Una pista que transcurre por estrechos callejones de riscos grises y anaranjados, recubierta entre los desplomes de pinos, sabinas y carrascas, nos acerca a Peralejos de las Truchas, donde Bruce Springsteen es hijo adoptivo de la localidad, ¡ahí es nada!

Camino de la Laguna de Taravilla

Camino de la Laguna de Taravilla

Pensamos que las carreteras siempre han estado ahí, pero en sus tiempos, por estos lugares el río era el principal medio de trasporte, sobre todo para los gancheros que bajan en balsas la madera desde estos lugares hasta la Comunidad de Madrid. Vamos bordeando los cauces de los ríos y con constantes subidas y bajadas; discurrimos por las parameras, donde el pino negro es el que domina el paisaje, tanto por motivos naturales, como económicos, ya que ha sido el que se ha explotado por aquellos rudos gancheros.

Quedamos con Mendo, en algún lugar de la serranía, ya otra vez en la provincia de Cuenca. Nos cuenta que está pensando en cambiar la RV por «otra». Tratamos de convencerlo, pero no sabemos si le habremos persuadido… A pesar del acoso, ejerce de guía, capitán y cicerone, para acercarnos a algún lugar recondito junto a la zona del «Hosquillo», un valle formado por el rio Escabas. El nombre de “Hosquillo” proviene de su orografía hosca y de difícil acceso, con lo cual, nos gusta. Nos enseña una torca, que son unos insólitos hundimientos naturales, muchas veces situados en medio del secreto de los pinares, y que a menudo contienen lagunas de aguas transparentes.

 

Atardecer en moto (¿qué mejor que éste?)

Atardecer en moto (¿qué mejor que éste?)

Volvemos hacia el sur, hacia la ciudad de Cuenca, pero no sin antes disfrutar de la zona de Las Majadas. Como su propio nombre indica, un lugar de refugio del pastor y su rebaños, en periodos de transhumancia, un lugar, por tanto, estupendo para vanvanear…

 

(Fíjate que me voy dando cuenta que en otros lugares que hemos vanvaneado estupendamente también había majadas, como la pista entre Cantalojas y Majaelrayo)

 

No hay carreterillas ni nada, por aquí… Merece una nueva visita, sin duda (a estas alturas, algunos ya nos han descubierto más caminillos, para perderse por el Alto Tajo). No nos queda más contemplar el atardecer sobre la zona de Cuenca, de nuevo en moto, ¿qué mejor que éste?

 

 

Atardece en la serranía de Cuenca

Atardece en la serranía de Cuenca

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VANdalucía (5). Vuelta al Norte

Lagunas de Ruidera

 Desde los Cerros de Úbeda a la Sierra de Cuenca

Hoy volvemos al norte… Richard nos guía por las comarcas entre Granada y Jaén. En su momento, cuando revisas los mapas de la ruta, te imaginas como pueden ser los paisajes que se esconden en ellos. Pues bien, todo lo supuesto de esta zona es totalmente diferente a los que estoy viviendo. A un lado la Sierra de Mágina y al otro la de Cazorla, hacen de esta parte de la jornada una buena experiencia. Hacia el sur, se ven grupos de cumulonimbos, señal de que se avecinan las tormentas. Hemos tenido suerte y buen tiempo todos los días…

Existen los cerros de Úbeda -doy fe de ello-, y no me importaría escaparme por ellos un fin de semana sí, y otro también. Cuando te fijas, en medio de las lomas hay algún pastor; y si saludas recibes una respuesta, señal de que los coches no le interesan, pero si los locos de las motos… El gigante, esta vez, pinta con escuadra y cartabón las líneas verde grisáceas de los olivos en un lienzo de fondo ocre claro.

Richard se despide en Úbeda, y nosotros continuamos por la A-32, dirección Albacete. Una vez pasada la frontera entre Andalucía y Castilla La Mancha, desaparecen los olivos y el paisaje cambia. De los olivos al centeno y los alcornoques, de las serranías a la planicie. Intentamos acortar la ruta, para llegar al punto de encuentro con Sergio, que otra vez nos va a acoger en su casa. Un desvío mal señalizado, y al final nos equivocamos para recorrer lo que en el mapa Michelin está definida como una “carretera mal asfaltada”. La primera sorpresa, las señales. Y después una carretera con mal piso que poco a poco que se convierte en una pista pedregosa pero que nos conduce hasta finalmente hasta Albadalejo (Ciudad Real)

Señales

 

La Mancha

Desde aquí se acabaron las curvas. La Mancha: donde la belleza está es su propia austeridad, en su monotonía. Donde no hay distracción visual, pero esta circunstancia aumenta, a su vez, la imaginación del viajero. No es difícil figurarse que, sin estas llanuras, Don Quijote no podría haber existido. En esta tierra donde todo es camino, sin ninguna restricción a la fantasía, el caballero andante se sentiría en cómodo, feliz, sumamente contento… Vamos atravesando llanos, kilómetro a kilómetro. De Albadalejo a Montiel, y finalmente llegamos a Ossa de Montiel. Recorremos las Lagunas de Ruidera, el oasis en pleno campo manchego. Desde allí, otra vez hacia el Norte: La Mancha, tan ancha…

Castillo de Alarcón

Llegamos a Alarcón ya casi anocheciendo. A pesar del calor que hemos pasado hoy, Sergio nos avisa: “poneros todo la ropa de abrigo que tengáis”. No me imagino que vaya a haber un descenso tan brutal de las temperaturas, pero por si acaso, le obedezco, me pongo todos los forros. Esta vez no conduciremos al atardecer, sino más bien en plena noche. Una gran luna llena como un plato aparece por la línea plana del horizonte y nos acompañará un buen rato…

Entramos en Cuenca, con el moco colgando… En Alarcón, dudé en ponerme los guantes de invierno, pero no quería ser exagerado. Me hubieran hecho falta… Menos mal que hice caso a los lugareños… Seguimos la conversación de días pasados: nos reímos un buen rato. Las próximas rutas invaden nuestros pensamientos: ¿volver a África de nuevo?

El “modo return” y el día (del juicio) final

Como buen conocedor y sherpa de la zona, Sergio nos guía por la serranía de Cuenca, esta vez por el Puerto del Cubillo, bordeando los Montes Universales. Una pena estar en “modo return” y no disfrutar de la zona. Buenos paisajes, buenas carreteras y buen tiempo, pero cuando se presiente el final del viaje, entramos en el epílogo, y solo hay pensamientos para llegar a casa. Una pena. Hay que volver a Albarracín…

Me despido de Juantxi y de Sergio. Ya por la tarde me encamino dirección totalmente septentrional. Nada más enfilar la carretera nacional, vislumbro lo que me espera. Un viento norte castigador e inmisericorde me acompañará el resto de la jornada. Trescientos treinta y tres km contra el viento. Con la moto a tope y como máximo 80 km por hora… Por el retrovisor veo venir unas motos, les doy paso con aspavientos, hasta que me doy cuenta que se trata de la pareja de la Guardia Civil… Aminoran la velocidad al adelantarme en una recta descomunal, y continúan ruta. Más adelante, me los encontraría situado en el arcén, controlando a los viajeros, me hacen señales para que continúe, me saludan y se quedan observando la “amotillo” desde la distancia, según veo por los espejos.

En el valle del Ebro el viento arrecia de manera desalmada conmigo. Nos acercamos a una gran ciudad y hay más tráfico, sobre todo de camiones. Esta vez ellos pueden, y nosotros no; nos adelantan de manera despiadada. Ni siquiera podemos mantenernos a rebufo. Tengo que parar un poco para dejar descansar a Grisácea, que en ningún momento se ha quejado; más bien es la escusa para dar a mis posaderas algo de alivio. A la salida de La Almunia, un control; procedo a soplar en el alcoholímetro, y cero «points»… Mientras me coloco guantes, cascos, etc, se acerca un patrullero.

– ¿Es cómoda? – me pregunta por la moto.

– Por supuesto, lo único que hoy el viento no nos da tregua y con 12 caballos…

– ¿Hasta dónde vas?

– Hasta Pamplona; hoy vengo de Cuenca, pero hemos estado unos días en Almería.

-(Silencio y cara de sorpresa) Si vas por la carretera del desierto*, ten mucho cuidado con los camiones, van como locos…

– Muchas gracias, señor agente

– ¡Buen viaje!

*En Zaragoza apodan al tramo de 36 km entre La Almunia de Doña Godina y Magallón, como la “carretera del desierto”.

Bardenas Reales

Otro desierto en el viaje. No es el último. Me costará llegar a las Bardenas, pero gritando al viento dentro del casco (algo así como el Teniente Taylor), lo consigo. Aun me falta unos 100 km; me meto por todas las carreteras vecinales que encuentro para evitar la nacional, y ahorrarme la idea de que los coches se pongan a milímetros de la Dunlop.

De nuevo me pilla el atardecer, y allí enfrente se extienden la llanura del cielo granate y algo más abajo el inextricable laberinto de montañas de color azul. ¿Cuándo los volveremos a ver?

Atardece en el valle del río Arga

 

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VANdalucía 2015 (1). Del Norte al Sur

Suzuki Van Van en Desierto de Tabernas (Almería)

Se me metió en la cabeza hacer un viaje hasta Almería; durante el invierno fui maquinando las posibilidades: sierras, desierto y mar en unos kilómetros a la redonda. El lugar perfecto para vanvanear… Sin embargo, esta noche antes de partir, no consigo dormirme; me levanto y despliego el mapa Michelín número 734 (Nacional España y Portugal), -“¡joer que grande es!”-. Repaso toda la parte del mapa que tengo que recorrer hasta llegar desde Pamplona a Cabo de Gata. Vamos a tener tiempo de realizar la máxima que dice que: “lo bueno de viajar en una moto de baja cilindrada es que tienes tiempo para ir valorando el color del paisaje”.

Tras haber preparado toda la intendencia en la moto, “Grisácea” y yo cruzamos el valle del río Ebro, nos adentramos en las montañicas aragonesas, pasamos por La Almunia de Doña Godina, Cariñena, Épila, Daroca… disfrutando de carreteras solitarias, que no abandonadas. Se va haciendo la primavera según me voy acercando al sur: los colores van cambiando. La gran mayoría de los vehículos a motor se desplazan por las autovías, pero nosotros viajamos por la antigua nacional (N-234) para irnos dando cuenta que hacía bastante tiempo que no rodábamos; demasiado quizás. Hoy toca media Península en direción sur, y como si la gravedad actuase de arriba a abajo en el mapa, la RV se mantiene a ritmos estables, con una velocidad media de 90-100 km, adelantando a todos los camiones. Cuando el viento sopla de cola y la carretera pica ligeramente hacia abajo, no nos apercibimos claramente de ello. A la vuelta no será igual….

Cruzando el Río Tajo

Habíamos quedado con Juantxi en Molina de Aragón, pero que está en Castilla La Mancha. Llega con algo de retraso respecto a la sincronización de nuestros relojes. Un café de despedida más largo del previsto, en su Valencia natal, y una parada rutinaria en un control de la Guardia Civil tienen la culpa. Uno de ellos le dice a título informativo que los intercomunicadores todavía no están autorizados para su uso en general (solo autoescuelas y policías), pero que en la próxima legislación se pondrá en orden su reglamentación precisa. El acompañante del primer agente, se queda sorprendido cuando le pregunta a mi amigo hacia donde se dirige. “¡A Almería! ¡¿En una 125?!”…

Serranía de Cuenca

Tras la parada de la autoridad, unos abrazos y unas vituallas en Molina, para recordar viejos tiempos… A la tarde, otra media jornada motera por la Sierra de Cuenca, ya conocida de otras ocasiones , pero no por ello menos disfrutada… El nacimiento del Río Cuervo, en plena Serranía es un buen sitio para hacer una pausa. Nos espera Hombre Cansado un poco más al sur de la Sierra, nos lo encontramos en el Embalse de La Toba. Esta noche acogerán en su casa a dos friki-vanvers. Como es normal, después de la cena y antes de irnos a dormir, arreglamos la situación económico, política y social, tanto nacional como internacional un par de veces, nada más. Nos reimos mucho, eso si…

Nacimiento del Río Cuervo

Al día siguiente, un día espléndido (pero helador) amanece en Cuenca. Hombre Cansado, como fiel escudero, nos acompaña hasta la frontera con Albacete. De nuevo en la carretera, esta vez la otra media Península que nos queda. Es sencillo: si de Pamplona a Tabernas hay unos 1.000 km y ayer hicimos la mitad del camino, hoy nos quedarán unos 500. Nos toca Castilla la Mancha; la toponimia de La Mancha, tiene diferentes teorías, pero una de ellas se explica que procede de la palabra árabe «mányà», que se ha traducido como «alta planicie», «lugar elevado» y «meseta”. Así mismo, Albacete en su nombre arábigo es “Al-basath”, que viene a significar “La Llanura”. Si realmente es así, los dos son merecedores de su nombre. Es agradable durante un rato de nuestra travesía, ver una sola línea en el horizonte que separa el cielo azul luminoso, de la tierra verde centeno brillante, con alguna oscura encina despistada haciendo malabarismos en la cuerda floja.

Llegamos a Hellín, la patria chica de otro amigo vanvanero. Un mensaje de WhatsApp y Aracos deja a su familia en la mesa, para venirse a tomar un café con nosotros. Unas risas, y nos aconseja bajar por la zona del Embalse del Cenajo, para que veamos que en Albacete también hay carreteras con curvas, ¡muchas curvas y muy bonicas!

Embalse del Cenajo (Albacete)

Queremos llegar al mar y además, que nos pille atardeciendo junto a la costa de Almería. Pero aún nos queda atravesar Murcia por Caravaca de La Cruz y Lorca, hasta llegar la costa. Un atasco en Lorca (estamos en Semana Santa), no haber previsto bien los kilómetros a cubrir, y se nos hace de noche por el camino. Desistimos de vanvanear al lado del litoral y decidimos ir directamente a Tabernas desde San Juan de los Terreros. Planificamos todas las posibilidades para no perdernosen la noche, sin fijarnos que debemos llenar los depósitos. Juantxi que va delante con el GPS no se da cuenta de ello, y en la primera gasolinera que vemos abierta (son la 21:30 horas) le pego una pitada de impresión. En la segunda, de nuevo el ruido estridente de la bocina; me paro, aunque mi compañero no se da cuenta. El mozo de la gasolinera sale espantado preguntándome si me ocurre algo. Mientras le explico lo sucedido y me alaba la fortaleza glútea de llegar desde el Norte en nuestras pequeñas monturas, aparece Juantxi. Una vez repostados, nos despedimos del chico, que nos desea unas buenas rutas por la zona, y en conducción totalmente nocturna, llegamos al Hotel en Tabernas para reunirnos con nuestros compañeros de ruta desértica, venidos desde Sevilla y Madrid.

Nos vemos en el siguiente post…

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IV Encuentro Suzuki Van Van Motoclub (Cuenca)

Un par de videos que demuestran lo bien que nos lo pasamos.

Video del viernes, motorada con Hombre Cansado por la Serranía de Cuenca y visita al nacimiento del Río Jucar, con vadeo (Vanvadeo) incluido.

El sábado, vuelta por Cuenca, ya con todos los miembros del foro que acudieron.

Visita el Foro Suzuki VanVan Motoclub

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